"La creación como vehiculo para exteriorizar lo escondido,
la modificación superficial para expresar emociones profundas".
Cristales empieza en enero de 2010 por la necesidad de liberar la rabia y la frustración que sentí tras una conversación con una persona que posó para mí. Lo que tenía que ser una foto plácida y bella se transformó en algo oscuro, degradante, imposible de soportar. Sentí la necesidad de romperla, de quemarla, de destruirla. Y eso me hizo sentir mejor
Así es Cristales. De la belleza a la realidad que la destroza; de ahí a cómo nosotros podemos recomponer nuestra propia vida, y las cicatrices que nos deja.
Las fotos están quemadas, tratadas con ácidos, con alcohol, teñidas, rotas, cosidas o grapadas en un proceso creativo/destructivo muy visceral de constante experimentación, tanto en motivos como en técnica y materiales.
La introducción de la resina como elemento estabilizador surge de la necesidad de dar perdurabilidad a la obra, de mi deseo de eternizar, aun más, algo efímero. El poliéster permite que la degradación a la que yo he sometido a la fotografía no continúe con el paso del tiempo, da protección a lo roto, y al papel ante los rayos ultravioleta.
Además me gusta el contraste de un material frío y frágil, pero duro, con algo roto, recompuesto y que ha aun tiene las marcas del fuego.
Cada foto es un mundo, una historia, un retrato en el que voy añadiendo mis propios miedos, deseos, frustraciones y obsesiones…. o los de las personas que posan para mi. Esto las hace trágicas, angustiosas, agresivas, oníricas… otras veces más tiernas, más humanas.
A veces empiezo una obra con una idea y según la voy desarrollando empieza a mutar y termina sacando sentimientos de mi interior que habían permanecido escondidos, permitiéndome expresar lo que realmente quería decir sin apenas ser consciente de ello. Otras veces las realidades de las personas que fotografío me impresionan tanto que terminan transformando mi idea en su retrato.
Se trata de piezas únicas, que pretenden distanciarse del concepto de fotografía como algo infinitamente repetible. Son únicas no sólo porque el tratamiento físico y químico las caracteriza sino porque de cada negativo sólo se hace una obra.
